Simplicio y Familia..


SIMPLICIO  Y FAMILIA.

Cada lugar tiene su nombre, cada familia su destino. Esta leyenda antañona sucede en Arrozolandia, sitio aún sin poderlo ubicar en el mapamundi; pero todos los indicios aseguran que existió pasando el kilómetro 18 de la carretera nacional Calabozo – San Fernando de Apure, mucho antes de llegar a Corozo, vía el estero de Camaguan.
El dueño de estas llanas y hermosas tierras, de acuerdo con las indicaciones  de los vecinos agrarios fue un Sr. joven, buena gente, trabajador hasta el cansancio, de sol a sol,  de nombre Simplicio Rodríguez, quien se estableció allí alrededor de muchos años, no indicados  por los  diligentes amigos, su esposa María Pilar, (Maripili),  y sus cinco niñas producto de la unión conyugal  legitima, a Doña Maripili se le oía decir con frecuencia, en reuniones sociales,  que su matrimonio era primero “civiliao”  y luego por la Iglesia con velo y corona.

Las hijas, en orden de edades,  la primogénita Rosalía, luego  Rosalba, Reyna, Reynosa y  Raquel,  la más niñita, última concebida en una calurosa noche de abrazos fraternos bajo sábanas frescas, no perdieron la secuencia de la letra R.

Doña María Pili, joven mujer, bien parecida, trabajadora doméstica  por excelencia, de fina gastronomía, encargada de realizar el transporte  escolar de  su tropilla de féminina. Fue una compañera magnífica, apoyó a Simplicio en todas las ocasiones, nunca dijo no, dirigió las faenas del hogar con la misma pericia de un Piloto de avión Jumbo 747. También repetía hay “Donde una autoridad, no puede haber “descarrilamientos familiares”. Era discreta en el hablar, estimaba a su familia y a sus amigos; siempre pregonaba. “Mis amigos son la familia que escogimos”. Era un sólido matrimonio bien estructurado.
Donde Usted se establezca para vivir, los años pasan de manera imperceptible, sus niñas crecieron como todo humano.

Rosalía, la primogénita, de espectacular anatomía corporal, sin desperdicio, de carácter jovial, de atrayente simpatía, dotada de gran energía, heredada  de no  se sabe quién; consumió  todo el torrente de sus hormonas femeninas a tiempo completo. Fue una pésima estudiante, pero se comportaba como una Afrodita, era sensual, provocaba los encuentros con los hombres, los seducía;  en definitiva se retiró de sus estudios secundarios.
Se fue de la casa materna, quizás para no presentar cuentas filiales y recibir sermones constructivos por parte de sus padres.  Se empató “en  una se sabor” con un hombre desconocido, perdió ese primer compañero. Lo reemplazó por un caballero italiano, mayor que ella en varios años; tenía buena chequera, pero era casado, sin embargo Rosalía no le dio importancia a esa circunstancia  e hizo padre al italiano, un varón y una hembra. Esa irracionable unión, se disolvió; el italiano prefirió  quedarse en su casa en compañía de su esposa e hijos, también era un hogar legal. Nuestra Rosalía siguió sus andanzas amorosas,  de amante en amante, no tuvo más hijos y logró trabajar honestamente en una labor donde se distinguió con creces; la venta de   cocina criolla

Rosalba, la segunda hija, era una muchacha muy bonita, también con una anatomía corporal de consideración, tenía un carácter introvertido, creía que su mundo prevalecía por sobre los demás, inteligente y estudiosa. Vino a Caracas donde se tituló en Administración Comercial. Tuvo, por mérito propio, un cargo de alta responsabilidad en un Banco capitalino de amplia cobertura. Cuando empezó sus estudios universitarios, tuvo amores con un joven que a simple vista parecía buena persona, amores que duraron tres años cuando más. Se mantiene sin compañero de amor, realiza un excelente trabajo en el Banco, es ascendida a Jefa de Departamento, sabe ahorrar dinero y  a movilizarlo con sabiduría. Logra un ahorro considerable, presenta en estos momentos un joven, muy blanco, alto, fino, profesional universitario, establecen una relación que culmina en matrimonio formal. Tienen dos hijos varones, compran un apartamento en una urbanización caraqueña de buena vecindad. Su carácter impositivo no la ayudaba, quería dominar al marido o al que se dejaba seducir por sus ideas.

Cuando se inicia la crisis socio—política en Venezuela, decide  formar parte de la diáspora nacional, su esposo no la acompaña primitivamente, se quedaría unos meses para vender el apartamento y otros enseres electrodomésticos. Corren los meses y el su galán, “levanta” una muchacha, con  quien se amanceba, viene como tenía que llegar el divorcio.

Reyna,  tercera hija del matrimonio Rodríguez.  Joven privilegiada por la naturaleza en belleza, inteligencia y simpatía. Era acosada por los seductores masculinos  en  Tv, vestía siempre elegantemente, también  inducia a los caballeros. Mantuvo un amorío con una personalidad política de la época, también casado. Termina su  camino amoroso cuando se casa con un Sr. joven, adinerado, que llevaba a cuestas   dos matrimonios anteriores. Su marido tenía un empleo alto, con empresa Internacional, viven en Bogotá unos meses, se muda a Brasil, donde logran una buena estabilidad,  procrean dos hijos, y aparentemente el matrimonio  marchaba bien. Los viajes constantes del esposo por las capitales latinoamericanas, con estada en Hoteles cinco estrellas, con gastos pagados por la empresa, en un viaje a Buenos Aires hace migas su matrimonio y es la causa de su tercer divorcio. Luego versiones chismosas, se supo que este adinerado caballero se casó y se separó  nuevamente.
Reyna, inicia un periplo por Miami, Europa, establece una compañía de artículos para restaurantes, logra éxito  comercial. En una capital europea se establece, se le conocen  varias romerías amorosas, pero hasta este momento no ha vuelto a casarse.

Reynosa,  la tercera hija de nuestros amigos, es una joven esculturalmente bien formada, no la ayuda su cara, sin ser fea, tampoco podemos promoverla como bella. Carácter amigable, sencillo, educado, suave en sus procederes. Estudia en Caracas en la Universidad  Administración Comercial. En  recorrido  para asistencia   a clases,  en el Metro es asediada por un joven, de origen europeo, se establecen como novios, al cabo de un tiempo se realiza el matrimonio formal, se supo que fue un casamiento exprés por embarazo de la novia, un amigo dijo “por adelanto de la cuota inicial”.  Se mantienen como matrimonio  bien establecido por mucho tiempo, también pertenecen a la diáspora venezolana. En  una  Capital Europea el marido tiene comportamiento extraño, se le diagnóstica ser bipolar, la unión, con dos varones, se hace insostenible y se divorcian.

Raquel. Es la última de las hijas del matrimonio Rodríguez.  Ella goza de esas hermosuras  por su físico y personalidad,  jovial, buena profesional, muy leída  y da placer interactuar con Raquel. Se casó con Un Ingeniero Electrónico, tienen hasta hoy un bonito y armonioso matrimonio, han procreado un varón y una hembra. Desde hace varios años viven en Europa. Son estables emocionalmente.
Conclusiones.-
Es difícil comprender cómo  estos padres que vencieron dificultades económicas con el trabajo diario, tenaz, formando un hogar respetuoso y con la idea de que sus hijas fueran profesionales; me pregunto, dónde está lo mal hecho por estos padres?. Cuando no pudieron ver felicidad absoluta en los matrimonios de su descendencia exclusivamente femenina.

Presumo varias ideas que pueden ser verdades a medias. El círculo social provinciano para la época, el llanero tenía su esposa legal y  fuera de la unión conyugal secundaria,   siempre aparecía una dama de compañía, tercera en el triángulo amoroso, que les parían hijos sin ningún rubor ante la sociedad, eran conocidas por todos.

También  hay que tener en cuenta algo muy frecuente, cuando la familia de la provincia envía a hijos e hijas a estudiar en  Caracas, solos,  sin apoyo familiar cercano; los estudiantes,   sin ser sometidos a ninguna autoridad,  presentan libre albedrío. Los varones pueden adquirir adicciones como tabaco, alcohol o drogas; las muchachas  en menor estadística.

Apoyo la idea del efecto primordial de sus hormonas sexuales que las impulsa al sexo libre, casual, olvidando sus costumbres hogareñas.
La veleidades sexuales no se manifiestan externamente, ni en la cara de la persona, salvo cuando la mujer está embarazada que  todo queda a la vista.  El sabio de la mitología griega, ciego, Tiresias decía  que en el acto sexual la mujer disfruta nueve veces más que el hombre.

En una conversación con una dama celestina me hizo saber “que la mujer se cuida del hombre que no le gusta”. Otra dama, ya entrada en lo que denomina “cierta edad”, me manifestó de manera sincera, “la mujer del ombligo hacia abajo no envejece”.

Actualmente, siglo XXI, en casi todos los países llamados de primer mundo”, los novios viven juntos hasta que se casan o se separan, oí expresar a una muchacha moderna, en  su conversación telefónica con su abuela, “no estoy sola, vivo con mi compañero de piso”. Lo contradictorio para mi concepto personal, esta forma de convivencia es permitida por los padres y aceptada socialmente con toda normalidad.

Mi última idea, soy un viejo retardatario con criptomnesia, (memoria escondida),  o  la religión apenas conserva solo reliquias de convencimientos. Igualmente presumo en el uso abusivo del celular y redes sociales que afectan el desarrollo de la masa encefálica y se presentan mayores posibilidades del aislamiento social.

La cultura es importante, las personas son modeladas por sus genes e historia personal única.
No olvidar que la libertad personal queda consagrada en los Derechos Humanos. Lo que se da  con el corazón y la conciencia no  se divulga. El hecho de que tangas razón, no quiere decir que el otro esté equivocado. La mujer moderna lleva en su bolso, pintura labial, preservativos y toallitas húmedas.

Julián Viso Rodríguez.
Médico / Cirujano.
Profesor de Anatomía Humana.
Villagarcia, Galicia, 15 de marzo 2019. M


                                        

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