Mi Rosario y Yo...!


MI   ROSARIO   Y   YO.

Siempre  en las historias o crónicas que nos encontramos en la literatura universal, se ubican  a los protagonistas en una región o pueblo; esta hermosa historia entre dos personajes, Salvador Cádiz y Pedro Urbano,  grandes amigos  desde la escuela primaria. Salvador  Cádiz, era hijo de un gran economista y presidente del Banco Cádiz, empresa pública de gran aceptación en la ciudad; Pedro era un muchacho de extracción popular, hijo de un Gerente de una Ferretería ubicada en Sarria, el padre de Pedro, del mismo nombre que su hijo primogénito, fue un cabeza de familia correcto, vivían en el mismo barrio donde trabajaba, cumplió todas sus responsabilidades  laborales y familiares y se esmeró  porque sus hijos tuvieran una buena instrucción escolar y  familiar.  

El carácter de Salvador, extrovertido, dicharachero lo hizo simpático entre sus condiscípulos, su casa de habitación estaba situada en la urbanización Altamira, era una fabulosa quinta con todos los requisitos de una hermosa edificación que sobre salía  con  preeminencia a  las otras vecinas por su belleza. Salvador y Pedro iniciaron  sus  estudios de primaria en una escuela pública ubicada cerca de la urbanización “El Pedregal” regida por un amigo del padre de Pedro, el Maestro Alfredo Gutiérrez.  Desde que se conocieron en la escuela  tuvieron gran empatía a pesar de sus grandes diferencias  socioeconómicas.

Salvador siempre llegaba al colegio con el chofer de su padre, Pedro a pié, Salvador por tener una familia  adinerada vestía con  ropa y zapatos de marca, Pedro en cambio usaba una vestimenta sencilla con una gran limpieza. Hicieron gran amistad porque los pupitres  asignados estaban uno al lado del otro. Salvador era un gran conversador,  pero no tenía esa dedicación al estudio que si poseía Pedro; cuando tenía dudas le preguntaba a su compañero de clase quien era
 Introvertido pero con deseos  inmensos de aprender. Pedro, en una sencilla conversación con Salvador le dijo: “pregunta cuando tengas dudas y saldrás de ellas”.
De esa convivencia diaria, nació una cordial amistad que duro toda la vida. La amistad es un sentimiento humano, hermoso, que no coincide  con los medios económicos sino con la franqueza  que se ejerce entre dos personas.
 Pedro era  muy religioso, quizá adquirió esa motivación de su mamá la cual rezaba todas las noches, arrodillada y con los brazos abiertos en plegarias cargadas de fe, pidiendo a la Providencia por el beneplácito de su familia.  Los domingos nunca faltó a misa y él con gran fervor religioso oraba y elevaba sus oraciones  al todopoderoso con una gran disciplina y sentimiento de creyente cristiano. Nunca dejó de ir a cumplir con el Santísimo.

Un hermoso domingo, después de asistir a misa, la madre de Salvador lo invita a almorzar con toda la familia Cádiz; Pedro causó una suntuosa  impresión; muy  educado y sorprendió a todos los comensales por el conocimiento de la Biblia y sus salmos, la historia cristiana y su inquebrantable fe de que el mundo cumpliendo el Código de Moisés, sería más dichoso porque esos diez mandamientos era el  primero conocido en  la historia de la humanidad.

Pedro y Salvador cumplieron a cabalidad con la enseñanza primaria y ambos se inscribieron en el famoso Liceo “Andrés Bello” para cursar estudios secundarios; siguieron su entrañable amistad y cuando se graduaron de  Bachilleres de la República, Salvador continuó seguidamente estudios de Economía en la Universidad Central de Venezuela, por consejos de su padre y continuando su ejemplo. En cambio, Pedro sorprendió a Salvador, familia y otros amigos ingresando en el Seminario para  ser sacerdote, nadie lo criticó y desde ese momento lo apodaron el “Presbítero San Pedro”.
Salvador terminó con éxito sus estudios de Economía e inmediatamente ingresó a trabajar en el Banco Cádiz de su padre donde por disposición paternal fue incluido  Adjunto a la Vicepresidencia. Pedro lo bautizó  amistosamente el “El Banquero”. El Presbítero fue ordenado sacerdote y de inmediato la  Arquidiócesis de Caracas lo designó para ocupar el puesto de Cura párroco de un pueblito del Estado Guárico: Guayabal. Salvador como otros amigos   bromeaban al nuevo sacerdote: “en Guayabal  se murió de  tristeza un payaso”; el comprendía y aceptaba las bromas y ripostaba haciendo saber que en Guayabal nacieron importantes personajes universitarios.
Con el pasar del tiempo, que todo lo pone en su sitio, Salvador es designado Presidente del Banco Cádiz, herencia de su padre y siempre ha mantenido contacto con su amigo “El Presbítero San Pedro”; éste invita a su gran amigo a Guayabal, a pasar unos días de tranquilidad y disminuir el estrés y la angustia de las funciones bancarias y la Bolsa de Valores.

Se dirige Salvador con su chofer a Guayabal, va directamente a la pequeña y ruinosa iglesia donde Pedro ejercía su apostolado con gran humildad, al lado estaba la Casa Parroquial, vivienda del cura párroco. Desde que llegó Salvador, quedó ingratamente asombrado por la  gran tristeza y pobreza del pueblo, la sotana de su amigo,  roída, manchada y le dijo al amigo muy seriamente; Pedro abandona este trabajo, yo te consigo en el banco  una posición de acuerdo con tu inteligencia y vuelves a la civilización de donde viniste.
Pedro le  hizo saber que el pueblo lo necesitaba, para bautizar a los reciennaidos, ingresarlos al cristianismo, dar la primera comunión a los niños mayores y bendecir las bodas de los feligreses que pedían este sacramento, pero la mayoría de las parejas hogareñas vivían en concubinato o lo que llamaban “civiliados”, casados  por el Código civil únicamente, además había  fundado una escuela donde impartía docencia a los niños de la población.
Salvador volvió a decirle, que esto es tan triste y pobre, no hay progreso en nada, pero el Presbítero le dijo, “yo estoy tranquilo acá, y feliz con mi Rosario y yo. Pedro invita al Banquero a tomar café llanero, bueno que denominan “Cerrero” por lo amargo; Salvador acepta la invitación   gustosamente y el Santo padre Pedro dice en voz alta: “Rosario trae café para el amigo y para mí”.

Julián Viso Rodríguez.
Médico  /  Cirujano.
academiadelosociosos.blogspot.com

Caracas, 20 de marzo 2020.


  

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Famosas Ninfómanas.

Reflexiones sobre ceremonial y Protocolo.

Carta de Pablo Morillo a Fernando VII.