Las españolas del nuevo mundo.
LAS
ESPAÑOLAS DEL NUEVO MUNDO.
Son
mujeres que compartieron tempestades, hambrunas y epidemias en el largo viaje
desde la Península hasta América; engrosando las filas de los expedicionarios y
ayudaron incluso con su patrimonio a levantar ciudades, Conventos y hospitales.
y
poblamiento de, rara vez fueron
reconocidas por la Corona española.
Francisco de
Orellana, cuando
exploró el Amazonas, río arriba, iba con su esposa Ana de Ayala, con las
hermanas de esta y un grupo numeroso de trujillanos testificado el 15 de marzo
de 1572, a favor del Capitán y Correlator
Juan de Peñalosa. Los indígenas
flecharon a Orellana y ella y los 25 hombres supervivientes lo
enterraron a orillas del Amazonas, 1546. Luego construyeron una barca para
salir al mar, costeando el Norte, Será la primera mujer Almirante de la
historia y jugará un importante papel en la conquista de las Islas Salomón y
Marquesas.
Hubo
unas que buscaron fama, poder y dinero como la despótica Isabel Barreto, Juana Zúñiga, segunda esposa de Hernán Cortés. María
Álvarez de Toledo, Virreina de las
Indias y gobernadora de La Española, viuda de Diego Colón y madre de siete
hijos, volvió a España para
proseguir con los pleitos colombinos.
Otras trataron
de cultivarse, como la superdotada Inés Castillet, monja, escritora y música, predecesora
de Juana Inés de la Cruz. Otras tuvieron vidas desdichadas como Beatriz
de la Cueva, breve Gobernadora de Guatemala, quien murió sepultada bajo la avalancha del volcán del Agua en septiembre 1541. María de Angulo, flechada por los
Chiriguanos bolivianos, cuando con sus hijas regresaba a pie desde Lima
a Santa Cruz de la Sierra.
En el segundo viaje colombino, 25 septiembre
1493, más de mil personas se distribuyeron en los 17 barcos, muchas
formando familias; en el catálogo de pasajeros del Nuevo Mundo, solo
anotaron 4 de la multitud de esposas,
viudas, hijas y criadas que iban a María
de Granada, Catalina Rodríguez y Catalina Vázquez.
CATALINA DE
ERAUSO. LA MONJA DE ALFÉREZ.
Parte disfrazada
de varón rumbo a América, donde protagonizará multitud de peripecias y
grandes hazañas militares, que relata en su autobiografía; de fama
internacional, fue de armas tomar, escapó de un Convento en San Sebastián antes
de los votos. En España ejerció de Paje
de gente ilustre, en 1603. A los 18 años se embarcó en Sanlúcar de
Barrameda, integrando el ejército que iba a combatir a los araucanos. Posiblemente
era transexual, siempre vistió de varón y cambio su nombre por el de Alonso Díaz en 1606 y representó el más deplorable arquetipo
varonil.
Temerario
en la batalla, bravucón en el juego, pendenciero en la calle, descarado en el
amor. Obtuvo el grado de Alférez en unas de sus batallas, no le concedieron el
de Capitán porque mandó a ahorcar al cacique Quisdiguache. Cerca de Cuzco mató un Alguacil, el Obispo intervino y protegió
llevándosela a su casa y le contó su vida: “Que
soy mujer, que me embarqué, aporté, trajiné, maté, herí, maleé, correteé.
Aseguró que era virgen, se solicitó el testimonio de unas matronas. Ingresó
a un Convento de Lima, pero dos años después aceptaron su excicustración y regreso
a Cádiz el 1 de noviembre de 1624. El rey le concedió de nombre, Antonio de Erauso. Murió con 65 años en
Cuiaxtla…
Julián
Viso Rodríguez.
Médico
/ Cirujano.
Profesor
de Anatomía.
Villagarcia
de Arosa, 23 de marzo 2019.
E/mail:
julivisorodriguez@gmail.com
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