Un cuento de amor...
UN CUENTO DE AMOR QUE ME CONTÓ MI ABUELO.
Mi abuelo me contó un suceso, conocido por él antes de la Segunda Guerra Mundial. Él vivió de cerca con los personajes de la historia. Ella se llamaba Holanda y él se llamaba Levi. Se conocieron en un lugar diplomático donde no se hablaba de orígenes ni condiciones políticas. Ella era inteligente y hermosa, él coqueto y vanidoso. Solo con la primera mirada y palabras comprendieron que ese encuentro casual no sería el único. Él le dijo "Hola" y ella respondió de igual manera y, sin saberlo ni planearlo, la palabra se estableció en ellos como una clave secreta.
Comenzaron a verse con frecuencia diaria y así nació la relación amorosa que los acompañaría toda la vida, un amor que rompía con los cánones sociales pero que se hacía cada día más intenso. Sin importarles las condiciones que los separaban se fundían en un amor ardiente que podía quemarlos. Él estaba casado y ella soltera.
La guerra comenzó y el país donde ellos vivían se vió involucrado en el conflicto mundial. En todos las naciones sucedieron separaciones, migraciones y familias completas se vieron forzadas a cambiar de lugar y país. Holanda y Levi formaron parte de los millones de personas que emigraron. Nunca dejaron de amarse y ambos soñaban con encontrarse alguna vez y ver si podían renovar ese amor que vivía en sus corazones.
"Los sucesos son sucesos porque suceden", decía mi abuelo. Habían pasado cerca de 15 años del final de la guerra y se cruzaron nuevamente las vidas de Holanda y Levi. Ahora, él estaba divorciado y ella estaba casada. Se miraron a través de los ojos hasta el corazón,leyeron sus pensamientos y comprendieron que el amor estaba ahí, en ellos, intacto con la pasión del primer día. Pero también ella entendió que no podía reiniciar la relación que una vez vivieron, su situación había cambiado radicalmente. Los senderos de sus rutas nuevamente los separaron.
El abuelo no sabe dónde apareció, después de años, el puente que nuevamente unió los senderos en las almas de los amantes. Ahora los dos estaban solteros y parecía que los acontecimientos vividos no evitarían que formaran pareja. Estaban ya a 30 años de haberse conocido y no se sabe cómo o por qué un tema que nunca habían tratado vino a sus conversaciones -- Holanda, hay un tema que nunca hemos hablado y es de nuestras religiones. Yo soy judío, confesó Levi. -- Pero yo soy Palestina y lo seré hasta la muerte. Ah ah ah ¿y que vas hacer? Levi se sorprendió de la reacción, calló y se alejó. No sabía qué pensar ni qué decir. Entendió que ella le dijo que ser palestina y él judío era un obstáculo mayor, insalvable y por ello le preguntó "Ah y que vas a hacer". Él meditó y pensando en la reacción de Holanda decidió renunciar a ella, no a su amor por ella y se lo comunicó través del poema "La renuncia" de un poeta latino.
El abuelo me decía con frecuencia :"Las cosas que van a pasar pasan y las que no van a pasar no pasan" -- Yo le preguntaba ¿Y cómo saber cuáles pasarán y cuáles no? --"Hay que superar los sucesos".
Y continuó mi abuelo. --Bueno nieto preguntón, te contaré la última parte de la relación de la señora palestina y el señor judío. Sucedió, meses después que ambos , pensaron por separado. Cada quién, en su trajín de vidas. El amor no podía morir por cuestiones políticas ni religiosas. Ese amor había vencido una guerra, a migraciones y distancias en espacio y tiempo. Ese inmenso amor había ocupado en ellos la mitad de sus vidas y había superado todos los inconvenientes. Parecía una comunicación espiritual que los impulsó a concretar y... concretaron. Fijaron una fecha y lugar cuando definitivamente se unirían para siempre y por ese amor que debía ser eterno.
El día y la hora llegó y en el lugar acordado él la esperaba. Había mucha gente celebrando una fecha importante para la ciudad. Él la vió cuando ella llegaba, traía un gran y pesado maletín en cada mano. Estaba en la acera frente a él y ambos comenzaron a caminar al encuentro. Llegando a la mitad de la amplia calle, no vieron un camión que se acercaba con alta velocidad en dirección a ellos en un atentado terrorist.a contra la multitud.
Mi abuelo decía "Las cosas que van a pasar pasan y son los sucesos".
AUTOR.
LUÍS OLIVERO.
INGENIERO ELECTRÓNICO.
SAN ANTONIO DE LOS ALTOS.
ESTADO MIRANDA. VENEZUELA.
E/mail: l.olivero69@gmail.com
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